El gobierno catalán continúa, inmisericorde, con su política de palo y tentetieso en asuntos lingüísticos. Los casos del señor Rocamundi de Arenys de Mar y de la señora Piris del establecimiento Blau Marí, son los que conocemos debido al voluntarismo de ambos y a su decisión de no transigir con los excluyentes, pero existen más, muchos más casos que ignoramos, pues el gobierno de Montilla se niega a facilitar datos relativos a multas por utilización de la lengua materna. Alguna sensación de culpa o mala conciencia deben tener, creo yo, para no aportar esos datos. Pero, ¿cuáles son las posibilidades que existen para tratar este problema? Consideremos el “Dilema del prisionero” como acertada analogía explicativa. Existen multitud de estrategias para enfrentar este juego, pero básicamente pueden reunirse todas en dos grupos completamente diferenciados, el de los acaparadores -estrategia de “suma cero” (SC)- y el de los cooperadores –estrategia de “suma no cero (SNC). Tenemos, pues, dos opciones al abasto.
Por una parte, la que han elegido los responsables de la política lingüística de la Generalitat para solucionar el asunto: la estrategia de SC. La elección hecha por estos baluartes de la libertad es la de los acaparadores; aquella en la que un jugador gana y el otro pierde, es decir, una parte acapara todos los beneficios, en derechos, mientras que la otra sufre un colosal quebranto, en los mismos.
Y por otra, la totalmente opuesta: la estrategia de ‘suma no cero’ (SNC) -de ésta los adalides de la igualdad huyen haciendo fu como los gatos-, aquella en la que los participantes cooperan y ambos se benefician de esa actitud, en consecuencia, aquí no hay vencedores ni vencidos, quedan preservados los derechos de todos y, como colofón, el aumento de las condiciones para el incremento positivo de calidad y de hablantes en las dos lenguas; si bien la ganancia de ambos es algo menor que la del ganador anterior, podemos aducir, como ventaja, que no se crea un perjuicio abusivo a ninguna de las partes, siendo mayor el grado de satisfacción conjunta que el de insatisfacción, siempre y cuando ninguno de los actores ‘sobreactúe’ quejicosamente. Tienen aquí la respuesta al alivio de la comezón que sienten algunos militantes y cargos socialistas frente a esta situación incompatible, a todas luces, con los ideales de izquierda que dicen defender.
Evidentemente los que apostamos por el bilingüismo, lo hacemos por la estrategia de SNC, que atiende los derechos de todos por igual, frente a la contraria, que promueve la discriminación con el agravante de la coacción, como bien saben Rocamundi, Piris y tantos otros. ¿Es posible transformar la elección SC, que hacen nuestros gobernantes, por la SNC, más justa y equilibrada? Es difícil responder esa pregunta mientras los partidos, en teoría, progresistas, estén secuestrados por la empatía -improcedente, sin duda- que sienten por el nacionalismo. Laborioso y arduo reto es ese… en eso se está, como lo demuestra la presentación el día 20 de Enero de la Coordinadora “Por una Cataluña en libertad. No a las multas lingüísticas” y de su primer acto el día 30 del mismo mes, aunque, de momento, la integral de la diferencial de fuerzas por el no nacionalismo y el bilingüismo, no dé como resultado el máximo apetecible.
A. Sánchez Ponce
***
