Descripción de la asociación



La Asociación IMPULSO CIUDADANO se suma, como movimiento cívico, al servicio para la vigilancia de los derechos de los ciudadanos, la racionalización de las administraciones públicas y la regeneración de la vida política.

"La Cataluña virtual es omnipresente. La misión de Impulso Ciudadano debe consistir en hacer aflorar la Cataluña real".


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domingo, 31 de enero de 2010

NO DISPAREN AL PIANISTA

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No sé si recuerdan ustedes a aquel pianista de los “saloones” del antiguo oeste que en medio de todos, y ajeno a quienes decidían cuanto iba a ocurrir, se convertía en el tiro al blanco de quienes no alcanzaban a ver entre las filas propias y ajenas a los bandidos y forajidos que destrozaban la convivencia en el saloon.

Ayer en Arenys de Mar un honrado comerciante fue el pianista de nuestro saloon social.

Las multas lingüísticas impuestas a cientos de comerciantes catalanes concitó ayer el apoyo a sus personas de cientos de ciudadanos, y la repulsa contra la actitud prepotente de una Administración casi demente que se ha empecinado en emplear las sanciones cuando lo que precisarían nuestros comerciantes es estímulo y facilidades, especialmente en tiempos de aguda crisis como la que estamos viviendo.

Fuimos allí a apoyar en la persona de Xurde Rocamundi a todos los que siendo honrados comerciantes, atentos a cumplir con sus obligaciones (atender al cliente, pagar a proveedores, mantener los puestos de trabajo del personal empleado, pagar el alquiler del establecimiento, pagar las cuotas de la Seguridad Social, pagar los impuestos que derivan de la actividad ejercida a Hacienda, al Ayuntamiento, a la Cámara de Comercio, y soportar estoicamente las pérdidas en tiempos de crisis), son multados por el terrible delito de no rotular “al menos” en catalán.

Sorprende que unos poderes públicos que permanecen casi impasibles ante más de cuatro millones de personas sin empleo, ante una economía parada sin perspectivas de reactivación, ante rieras-paseo que se inundan cuando las lluvias son pertinaces, ante los hurtos de cada día en cualquier plaza pública, ante la corrupción vergonzosamente confesada sin consecuencias en el Parlament, ante escándalo tras escándalo de la clase política, sepa movilizarse y actuar con extrema diligencia y rigor cuando se comete la terrible tropelía de amenazar la convivencia de todos ¡cuando no se rotula “al menos” en catalán¡. Y deciden multarle. Multarle con mil doscientos euros; más que eso, amedrentarle en el uso de su libertad, reprimirle en el uso de su lengua, “marcarle” entre sus convecinos y, en definitiva, denigrarle.

Y es que, ¡ya se sabe¡, a ojos del organismo que ha multado, la plácida y bonita villa de Arenys carece de otros problemas. Ninguna necesidad arrastra la población, ni sus comerciantes, ni sus ciudadanos; nada acontece que merezca mayor atención de los poderes públicos ni la contundente actuación de la Oficina de Comercio.

Por eso, parece que esas multas, a las que se pretende ampliar en su cuantía, devolverán a todos la paz perdida, la normalidad. Y así, los que no tienen trabajo podrán seguir gozando sin perturbaciones de tal situación; los bancos podrán seguir sacando a subasta con tranquilidad viviendas con hipotecas no atendidas; los desalojados de sus casas por la acción bancaria podrán seguir buscando incansablemente una nueva y precaria habitación en no se sabe dónde para intentar empezar otra vez de cero; los fresones del Maresme seguirán siendo los más rojos, grandes y bellos, alejados ya de la amenaza que sobre los mismos pudiera recaer por la temeraria actitud del comerciante multado; y la complicada situación de la emigración seguirá, como siempre, pendiente de solución; y hasta los “cacos” del lugar, esos que ayer, durante la concentración robaron el bolso de una compañera que acudió a dar su apoyo al rebelde, volverán a “operar” en medio del sosiego que les es habitual.

Ante todo este disparate, afortunadamente muchos, muchísimos buenos vecinos de nuestro multado comerciante y muchísimos ciudadanos corrientes de la Cataluña real, la que se siente abochornada por la vergonzosa actitud de sus autoridades, se congregaron allí, ante la Plaza de la Iglesia, para expresar una sola consigna: “Por una Cataluña en libertad. No a las multas lingüísticas”. Y es que lo que de verdad se descubrió ayer en Arenys es que en Cataluña no se vive hoy en libertad. Cataluña no es ya libre. Sus ciudadanos, tampoco, y una sociedad atemorizada crece y crece.

Por eso la repulsa de tantos mostrada ayer en la Plaza de la Iglesia en la gélida mañana de Arenys, viene a demostrar que ni la imposición legal ni las multas darán cobertura a la injusticia y al atropello. Todo lo contrario, son quienes multan quienes contraen con la historia la vergonzosa responsabilidad de intimidar y multar a sus comerciantes por atreverse a usar en la rotulación de sus negocios su propia lengua, la que es también la oficial del Estado y una de las dos propias de los ciudadanos de Cataluña. No saldrán impunes del juicio de la Historia.

Mientras tanto, un poco más abajo, en la España-Babia de todos, un gobierno irresponsable y una sociedad narcotizada sestean perezosamente ajenos a casi todo. Quizá al despertar del sueño afronten la pesadilla.

María José Peña

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