Descripción de la asociación



La Asociación IMPULSO CIUDADANO se suma, como movimiento cívico, al servicio para la vigilancia de los derechos de los ciudadanos, la racionalización de las administraciones públicas y la regeneración de la vida política.

"La Cataluña virtual es omnipresente. La misión de Impulso Ciudadano debe consistir en hacer aflorar la Cataluña real".


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martes, 30 de noviembre de 2010

¿QUÉ ES SER CATALÁN?

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El Gobierno de Nicolas Sarkozy organizó hace un año un controvertido debate en internet en torno a la pregunta “¿En qué consiste ser francés?” En Cataluña, el debate sobre la identidad de los catalanes ha sido una constante histórica en los últimos tiempos que ha merecido diversas respuestas. La más conocida y clásica es la de Pujol que afirmó que eran catalanes todos los que vivían y trabajaban en Cataluña y que, además, tenían voluntad de serlo. Ahora, el Presidente Montilla en la campaña del PSC con motivo de las elecciones catalanas ha aportado otra peculiar definición: “Ser catalán es trabajar duro y con las ideas claras”. No sé que pensarán los muchos catalanes que en estos momentos engordan las listas del paro de forma involuntaria y aquellos otros que viven inmersos en mares de dudas. De aplicar esta máxima, se verían privados de golpe y porrazo de su condición de catalanes.
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Cada uno es catalán como quiere y puede. Entrar a definir o explicar este concepto me parece extravagante, además de ocioso. Existen siete millones quinientas mil formas de ser catalán y cada una es personal e intransferible por lo que tratar de extraer una identidad genérica es tergiversar necesariamente la realidad. Igual que no existe una forma de ser español, no existe una forma de ser catalán o madrileño. De hecho el debate sobre la identidad francesa fracasó ante la imposibilidad de alcanzar una explicación consensuada sobre el concepto de francés. Se demostraba así que la de las esencias nacionales es una búsqueda tan frustrante, tan ilusoria, como la del Santo Grial, predestinada a no llegar a ninguna parte y condenada a agotar a los que emprenden tamaña aventura.
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En realidad, todo es mucho más sencillo de lo que nos quieren hacer ver. Es muy fácil ser catalán. Lo recordaba en un reciente acto electoral el Presidente Zapatero cuando aseguraba en Lérida que “…no tendría ningún problema en ser de aquí. Soy de León”. Aunque parezca excepcional, Zapatero, esta vez, no se equivocaba. Es cierto, para ser catalán basta con ser español y empadronarse en cualquier municipio catalán según se desprende del artículo 7 del Estatuto de Autonomía de Cataluña que dispone que “gozan” de la condición política de catalanes o ciudadanos de Cataluña los ciudadanos españoles que tienen vecindad administrativa en Cataluña”. Gozar es experimentar gratas sensaciones pero éstas no quedan garantizadas para todos los catalanes cuando tenemos ocasión de escuchar propuestas tan restrictivas de derechos como las formuladas por el engolado Àngel Colom, Presidente de la Sectorial de Inmigración de CDC, quien, en un mitin reciente de esta formación, espetó a los asistentes, catalanes nacidos fuera de España: “Dentro de casa podéis hablar el idioma que queráis pero en las calles, en los espacios públicos, los inmigrantes debéis usar el catalán”. Nuevos requisitos para alcanzar la condición de catalán que desbordan el derecho administrativo y que delatan a quienes los imponen: totalitarios que pretenden amoldar toda la sociedad a su peculiar concepción de ser catalán.
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José Domingo
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viernes, 26 de noviembre de 2010

JUSTO RECONOCIMIENTO

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Mi más sincero reconocimiento a Pepe Domingo y a todo el equipo que ha trabajado con él en el Parlament y en Impulso, no necesito estos párrafos que siguen para darme cuenta del buen trabajo realizado, pero conviene recordar -y agradecer- la buena labor realizada.

"...La debilidad de C's no son las patéticas añagazas de esa prensa. La debilidad de C's es, por ejemplo, el diputado José Domingo. Ha hecho un gran trabajo en el Parlamento de Cataluña. Grandísimo. Es un ejemplo para todos aquellos que han reprochado a C's su mero gusto por la pirotecnia, su presunta falta de propuestas, sus monomanías ético-lingüísticas. Domingo ha sido el diputado más trabajador del Parlamento catalán. Hasta 2.517 intervenciones contabiliza. Que yo diga estas cosas no tiene mayor mérito. Se sabe que yo estoy corrompido. Pero aún existen personas respetables. El diputado Puigcercós, por ejemplo:

«Hay una persona que tengo que reconocer que era un excelente diputado. No lo ficharía nunca porque está en las antípodas de ERC. Se trata de José Domingo, el diputado de Ciudadanos, una persona muy ordenada, muy trabajadora, que se creía lo que hacía. Discrepo radicalmente de él, no lo ficharía nunca para ERC, pero me quito el sombrero delante del señor José Domingo, como el excelente diputado que fue.»

O la señora Montserrat Nebrera, ya respetable por el hecho principal de ser mujer. Un párrafo del libro donde habla de su experiencia parlamentaria:

"Es una lástima, porque tengo y tendré como un honor haberme sentado en un escaño del Parlament en la octava legislatura catalana de esta democracia moderna, pero más allá del rito y su simbología no hay nada. No sé si lo hubo en otro tiempo. Ahora no hay nada, excepto la vanidad de quien se sabe buen orador y la burla soterrada que los mejores hacen de todos los que sin retórica ni oratoria han sido capaces de ocupar un escaño. Quizá se salve el sobrevenido y sorprendente respeto que con el paso del tiempo se ha ido ganando José Domingo, el diputado que habla como la gente que sabe hablar, el diputado que empezó siendo ignorado por un hemiciclo que prejuzgaba por el origen y fue ganando poco a poco la consideración y el atento silencio ante sus intervenciones. Más allá de contenidos, más allá incluso de intenciones, sus señorías demostraron con esa transformación que incluso entre ellas cabe la esperanza".

Ésa es la debilidad. Que el mejor diputado del Parlament no forme parte de la lista electoral de C's. Y que el otro, Antonio Robles, haya preferido la retórica a la política, aunque, ay, sin saberlo. Sin esas debilidades reales nadie dudaría hoy de que C's sería decisivo (gubernamentalmente decisivo) en el próximo parlamento.

A pesar de todo yo espero ver este atardecer al diputado Domingo en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, donde nació hace cinco años. Y también al diputado Robles, si es que lo suyo no es la retórica, sino, profundamente, la literatura".
Ángel Sánchez Ponce
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lunes, 22 de noviembre de 2010

EMPLEOS DE POLÍTICOS, DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA

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El régimen anterior tuvo muchas cosas regulares, malas y muy malas. El franquismo fue una sociología única y dominante, que se vivió en este país que en esa época llamaron ESTADO ESPAÑOL, como ahora lo llaman los nacionalistas.

Dentro de esa sociología franquista había una visión clara en relación a los empleos de los políticos, y a su reparto entre las familias del régimen.

En aquella época estaba mal visto que en una familia del régimen, las mujeres o esposas del padre de familia o familiares cercanos, trabajaran en la empresa privada o en empleos públicos que tuvieran relación directa con el del padre de familia.

En aquella sociedad, católica, apostólica y romana, no entraba, por lo general a alto nivel, más de un sueldo de la administración del Estado Español por familia... Por supuesto, era una sociedad machista en la que se llevaba a rajatabla “la mujer con la… y en casa”

Pero los tiempos han cambiado, los políticos demócratas actuales, en su mayoría y en varios niveles, han cambiado la tendencia y ayudan a su familia sin restricciones. Todo esto que escribo sería demostrable al 100 por 100, si contáramos con una prensa libre e independiente.

Desde este lugar he reclamado más de una vez el trabajo libre de los periodistas de investigación en temas de los que el pueblo y la ciudadanía quieren y deben estar informados, como por ejemplo: información e investigación de empleos públicos de políticos, esposas y familiares.

Ese periodismo podría investigar, el reparto entre familias de los cientos y miles de empleos políticos y públicos, incluyendo empresas públicas, municipales, autonómicas y todos los etcéteras que quieran.

Cuantas sorpresas se llevaría el buen pueblo español que se enteraría lo bien que viven muchas familias demócratas. Ahora todo está oculto y falto de claridad, si pides cualquier información de este tipo te dicen que no pueden dar esa información por una Ley hecha por ellos: la Ley orgánica 15/99 de Protección de Datos de Carácter Personal.

Cuántos y cuántos altos cargos de políticos actuales, todos demócratas y algunos progresistas, se encuentran en que en su propia familia entra más de un sueldo político o público procedente de las Administraciones del Estado. Les hablo de altísimos cargos, Presidentes de Comunidades Autónomas, de Diputaciones, de Alcaldías, Concejales y de tantos cargos de alto nivel, en los que sus esposas o familiares directos viven de la Administración o de empresas públicas.

No me cabe en la cabeza que esto se practique por políticos que se dicen progresistas, y que en principio defienden la igualdad y la no discriminación. Dónde está el progreso pregonado, dónde esta esa izquierda que defiende el reparto de trabajo. Eso debería ser el ADN de la izquierda, pero ya ven que eso no es así sino todo lo contrario.

Resulta que el “Progreso” es: primero la “parienta”, luego la familia y después las ideas del partido, dejando a la ciudadanía en último término. En este baile están todos los partidos mayoritarios, minoritarios y socialistas. Además, mentaré a las bichas la patronal y los sindicatos, que parece que bailan a lo mismo y, repito, no olvidemos los mismos partidos políticos sean del color que sean.

Esa gran familia que forma la clase política, en este tema de ocupar cargos y empleos públicos, se respeta, se tapa y no tiene discrepancias fuertes, “la ropa se lava en casa”. Y la ciudadanía pagando y pagando impuestos y aguantando al sistema.

Estoy seguro que el paro bajaría en cientos de miles de personas, si una familia, solo pudiera cobrar un sueldo de la Administración, entendida en todas sus formas.

Hace unos días vi en TV un programa en que el político en cuestión, al someterse a las preguntas de los intervinientes, fue preguntado por los cargos múltiples de su esposa en empresas públicas. Él manifestó que cargos no quieren decir más sueldos de la ADMINISTRACION ¡Vamos, vamos, vamos... y las dietas y otras prebendas!, como siempre siguen faltando a la realidad.

Si este político mencionado, en el programa de su partido en las próximas elecciones, presentara un punto sencillo y de acuerdo con su respuesta: “En una familia un solo sueldo de la administración “. Sin duda yo le votaría.

En Holanda si trabajan los dos convivientes de una familia el Estado Holandés les duplica los impuestos, esa sí sería una medida correcta y contra la crisis y el paro, pues ante este régimen fiscal, uno de ellos deja el mercado de trabajo bajando el número de parados directamente.

Además, la medida que solicito seria buena para intentar acabar con la desafección del ciudadano con la clase política, …………………………………….QUÉ PAÍS.
Antonio Pavón
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lunes, 15 de noviembre de 2010

PSE: DE AQUELLA PREPOTENCIA, LOS TEMORES DEL PRESENTE

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Resulta curioso contrastar las actuales agonías del PSC, cuando las encuestas le pronostican magros resultados, con la prepotencia e indiferencia mostrada a lo largo de años y más años con las voces críticas de su propia militancia.

En efecto, hace demasiado tiempo que militantes concienciados y reflexivos han venido mostrando en la vida cotidiana de las agrupaciones y en la elaboración de documentos dirigidos a los congresos y a los dirigentes sus diferencias con la línea ideológica del partido. La verdad es que con escaso o nulo resultado. Parece que las voces críticas se acallaron tiempo ha.

La vida interna discrepante se hace demasiado inhóspita cuando se le aplican, sucesiva y reiteradamente, las disciplinas correctoras habituales en toda organización de estructura interna autoritaria, desde el ninguneo hasta la expulsión, pasando por una norma de representación interna, el famoso 25/75, que imposibilita cualquier atisbo de discrepancia con el aparato. Todo ello con una apariencia de democracia interna de escaparate. Así, las sucesivas apariciones de discrepancia honesta se orillan y sus sostenedores acaban desapareciendo, primero de la presencia en su agrupación y después, poco a poco, de los censos correspondientes.

Pero claro, son muchas las personas que se arriman a un partido porque creen que su cuota de responsabilidad con la sociedad se puede canalizar a través de estas instituciones. No siempre el abandono de unas siglas significa quedarse en casa. Por fortuna, quienes sienten esta inquietud, se acaban “buscando la vida” a través de otros partidos, asociaciones y colectivos varios.

Hoy se nos presenta una opción de participación y de voto más amplia que hace unos años. Por fortuna, ya no tendría sentido la “machada” determinista de un notable del PSC que, ante las protestas de gentes de izquierda renuentes a aceptar la teoría y praxis de deriva nacionalista de este partido, espetó ¡…y a quién van a votar si no nos votan a nosotros!

De aquella prepotencia, los temores del presente. Aunque el panorama político catalán lleva años amordazado y controlado por la alianza, no escrita en público hasta el pacto del Tinell, de los partidos que componen el llamado PUC, Partido Único Catalán (CiU, ERC, PSC e IC), aparecen otras formaciones, C’s, UPyD (e incluso un PP menos temeroso de su exclusión a los infiernos) que pueden ir canalizando la desaprobación acumulada por la vía del voto activo en vez de por la abstención.

De aquellos tiempos de prepotencia surgieron, al principio, las corrientes internas discrepantes Izquierda Socialista y Redreçament. De la primera se podría decir que aún colea, más bien poco, al ser asumida por el engranaje del aparato y asimilada a un “centre d’estudis”. La segunda fue más efímera, con menor esqueleto de ideas y más interesada en la dinámica municipal (alguna gratificación obtuvo vía “federació d’associacions de veïns”.

Posteriormente se han significado Ágora Socialista y Socialistas en Positivo, ambas represaliadas con dureza y desaparecidas en tanto que corrientes bajo el paraguas del PSC. Ágora optó por convertirse en una asociación independiente y soberana, permitiendo que sus socios adoptaran la militancia política que creyeran oportuno. Así, algunos siguen afiliados al PSC, otros al PSOE (aprovechando vínculos parentales fuera de Cataluña), otros militan en CDS, C’s o UPyD; algunos, ni militan en partido alguno. Socialistas en Positivo cerró su actividad en tanto que grupo organizado y sus miembros más notables pasaron a militar en UPyD. Conviene señalar que tanto S+, como sobre todo Ágora, han producido doctrina, acción y documentación abundante, tanto por separado como cuando han trabajado conjuntamente.

De estas aportaciones de Ágora Socialista, en sus tiempos de foro interno del PSC, transcribimos el texto que sigue, en cursiva, elaborado como aportación al 9º congreso del PSC Abril del año 2000, bajo el título

SOCIALISMO E IDENTIDAD EN CATALUNYA

Alguien podría caer en la tentación de definir como éxito del PSC ser el primer partido en votos en las últimas elecciones autonómicas y el primero en votos y escaños en las recientes elecciones generales. Sin embargo, una aproximación realista descubre el alejamiento progresivo de este partido de su electorado natural y de su influencia en la política catalana.

En efecto, ya comentábamos las carencias en los resultados de las autonómicas: competir contra un oponente en declive y de discurso agotado, disfunción entre el papel del PSC como partido y el del candidato, campaña errática consecuencia de esta disfunción y de la relación entre el PSC y el PSOE, irrupción de “ciutadans per al canvi” e incógnitas del futuro de este grupo y su relación con el partido, ausencia de discurso real y de alternativas frente al otro candidato, falta de entusiasmo y de verdaderas ganas de victoria y persistencia de una abstención escandalosa y constante que, cada vez más, pone en entredicho una sociedad integrada, una “Catalunya de Tots” y, sobre todo, un liderazgo político preocupado por este hecho, que socava la base del partido y la de la misma democracia.

La verdad es que también las últimas elecciones han mostrado evidencias de que las cosas han cambiado en Cataluña y de que los cambios producidos no podrán ni disimularse con falsas euforias ni afrontarse con la repetición del mismo discurso con que se ha venido haciendo hasta ahora. Ya decíamos que explicar el desencuentro entre las propuestas de los partidos y el comportamiento de los ciudadanos provocaría más de un chirrido en la fundamentación teórica de la izquierda.

Ha empezado a caer el discurso del mito: “Catalunya o traición”. La primera ruptura de peso se produce con la irrupción de los manifiestos del llamado FORO BABEL; el posicionamiento de las ideas, la reconocida solvencia cívica, intelectual y política de sus integrantes, su explicación en actos públicos, en los medios de comunicación, y las conductas consiguientes han demostrado que es posible la discrepancia honesta a pesar del “secuestro” de voluntades existente.

La segunda ruptura se inició hace tiempo, en la intimidad de las urnas, con el traspaso directo de votos comunistas y socialistas al Partido Popular. Primero de forma escasa y casi anecdótica; pero en las pasadas generales, de forma claramente significativa. Más adelante...está por ver.

El hecho cierto es que “se ha levantado la veda” y que las fugas del pantano se pueden transformar en avalancha imparable. Es una manera de romper con ese secuestro, que obliga a votar nacionalismo si votas izquierda, aunque lo que quieras sea votar izquierda, pero no votar nacionalismo. Es la sabiduría intuitiva de denunciar la imposible conciliación conceptual entre izquierda y nacionalismo. Queda claro que el chantaje españolismo igual a traición e izquierda igual a nacionalismo, ya no podrá sostenerse.

¿Cómo se le puede pedir a una población, de manera reiterada e indefinida, fidelidad a unos partidos que, en lugar de conocer y defender sus intereses, la acaban conduciendo a una situación social de segunda?, ¿a qué divinidad hay que rendir estos sacrificios?

A pesar de la negación reiterada por los líderes de las formaciones de la izquierda, en Cataluña, tenemos que recurrir de nuevo a su composición sociológica, mayoritariamente de izquierdas, para explicar su comportamiento político. Es poco discutible el hecho de que sin el aporte inmigratorio de este siglo, la población actual de Cataluña rondaría los dos millones y cuarto o dos millones y medio. El hecho indudable es que, sin este aporte, nunca se habría acuñado la campaña “Som 6 milions...”

Esta realidad se vive básicamente de dos modos. Para los que crean, recrean y sostienen el discurso nacionalista de construcción nacional, el hecho tiene la virtud de ensanchar la demografía y los dividendos económicos y fiscales derivados de la actividad productiva y consumista, inherentes a todo crecimiento social. Pero al mismo tiempo, para el nacionalismo, este fenómeno no deja de ser una intrusión que dificulta y enlentece la cohesión y conclusión de su modelo de sociedad.

En efecto, si la identidad nacional requiere una lengua única, una manera básicamente uniforme de expresión social, en cuanto a hábitos, tradiciones, costumbres, etc., es decir, un conjunto de expresiones que amalgamen la pretendida diferencia cultural o “fet diferencial”, aquello que no se ajuste al modelo, no hace más que estorbarlo.

Con estos apriorismos se entiende el poco interés demostrado por los partidos nacionalistas y paranacionalistas en la integración efectiva de esa más que mitad de catalanes en la dinámica política y social, aún sabiendo, o debiendo saber, que ello conlleva una peligrosa precarización de la democracia. Sobre integración se objeta el tremendo esfuerzo desarrollado por Administración e instituciones...; esta objeción acaba siendo humo, ya que se parte del concepto de que integración es mimetismo silencioso, sin interacción; dicho de otro modo, la opción es que “lo que hay son lentejas...”

Por fortuna, hay otra forma de ver las cosas: Cataluña no es un recipiente predeterminado en el que para entrar hay que amoldarse al mismo. Es justo al contrario, Cataluña es la realidad resultante que surge en cada momento de la historia como consecuencia de la contribución, más o menos activa, más o menos consciente, de los ciudadanos que la conforman.

Por esta razón, cuando una realidad cultural y social de envergadura se integra en otra, no lo hace mimetizándose, sino transformando su naturaleza y, aunque a algunos les suene a blasfemia, enriqueciéndola.

Estas diferencias explicativas, a la hora de afrontar la realidad, muestran una querencia por los conceptos esencialistas, inamovibles, idealizados, teñidos de épica, falsos en fin, frente a una actitud dialéctica, aceptadora del dinamismo social, asumidora del cambio y la contingencia permanentes, propias de la naturaleza de la vida.

Las consecuencias de elegir un modelo explicativo u otro sobrepasan el terreno teorético y se muestran con crudeza en la práctica política y social.

En efecto, al haber unos catalanes que deben ser integrados, necesariamente otros catalanes se erigen en representantes del modelo integrador. Es decir, se convierten en el modelo normativo y, por ende, en el modelo de legitimidad. De manera que, se quiera o no, se produce una dualidad social entre catalanes “de verdad” y catalanes “aspirantes”, cuya homologación, además de la normalización requiere voluntad de ser.

A su vez, el veneno social sembrado de modo subyacente, al que en puridad se podría llamar fascismo, hace que aquellos que se sienten portadores de la legitimidad, por orígen , lengua y apellidos, no se limiten a la autocomplacencia íntima o al ejercicio de la tolerancia, sino que harán lo posible por hacer valer su diferencia, ya que les acabará favoreciendo en la competencia laboral, en el acceso al funcionariado y en la representatividad institucional (algo así ya ocurre en Andorra).

El PSC tiene que situarse claramente en otro discurso; en el discurso ejemplarmente asumido por la mayoría de la ciudadanía. A nuestro juicio tiene que situarse junto a las personas y no junto a los mitos. En este sentido, si quiere reconciliarse con su base social, aunque eso le lleve tiempo, tiene que dar una triple respuesta social:

· En cuanto a la plural identidad de los ciudadanos; lo que implica no sólo lugar de nacimiento, sino la “estética” expresada en lengua, nombres, apellidos y costumbres. Sus postulados no deben admitir sino la igualdad de legitimidad social, descartando todo intento de asumir como más “catalanas” unas características que otras.

· En cuanto la condición de trabajadores; debe combatir las condiciones entorpecedoras de la igualdad de oportunidades de realización laboral y profesional, derivadas del mayor o menor dominio de una u otra lengua de Cataluña, de un perfil “presentable” u otro, de unos patronímicos con más o menos “nissaga” (en realidad es urgente recuperar la idea de que la única causa que legitima a los ciudadanos frente a la sociedad es su condición de trabajadores, ya que esta condición ni se hereda ni se debe a razones ajenas al mérito de los individuos. Por otra parte, el trabajo es la verdadera fuerza de transformación de la realidad y de la acomodación de ésta a las necesidades de las personas).

· En cuanto a la representación política; debe trabajar para que la verdadera convivencia, la verdadera “Catalunya de tots” se logre cuando sea tan normal que el presidente de la Generalitat, o cualquier otro representante político, se llame Pujol o Cerrillo, Jordi o Jorge, hable catalán o castellano. En esto, como en todo, hay que empezar dando ejemplo.

Por esta forma de interpretar y de modificar la realidad apostamos desde Ágora Socialista. Abril del año 2000.
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Creo que el lector, si ha tenido la paciencia de leer este largo artículo, podrá comprender mejor el estado en que se encuentra el PSC, semejante al que sufre quien se ha instalado en el delirio de un universo inexistente y se niega a admitir la realidad que, tercamente, le está aguardando.Al mismo tiempo, podrá valorar que el mantenimiento de las ideas, incluso en condiciones de dura adversidad, permite a las personas que aguantan, en este caso a las de AGORA SOCIALISTA, sentirse reconfortadas y gratificadas, porque tanto los hechos, como el refuerzo del Tribunal Constitucional, vayan poniendo las cosas en su sitio; como en su sitio deben quedar los que en breve pueden pagar su empecinamiento con aquello que más les duele: un tremendo varapalo electoral.

Olegario Ortega Justicia

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martes, 9 de noviembre de 2010

DE APELLIDOS Y OVEJAS

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A vueltas con el tema del proyecto de ley del registro civil que regula el apellidado, recuerdo las decenas de veces que he discutido el tema con amigas feministas.
Y es que en muchas ocasiones nos encontramos con herramientas diseñadas desde el mundo anglosajón en el que sólo se pide un nombre y un apellido (el “que inventen ellos” trae estos lodos).

En los EE.UU., donde se manejan con un nombre y el apellido paterno, o el del consorte masculino, a mí siempre me había resultado tremendamente discriminatorio que siempre fuera el apellido masculino el que pudiera prevalecer. Merced a esa ventaja, sé que, con mi mismo apellido, y posiblemente antepasado, existió un Luys Lobera de Ávila, del que me puedo vanagloriar. Ninguna mujer tiene esa posibilidad, porque en el mejor de los casos, aún cuando conserven el apellido de soltera, éste no sobrevivirá una generación.
Que el apellido de la esposa, tras la boda, sea el del hombre, así como el de los hijos, no es muy distinto de marcar a la familia con el sello del varón, como se marca al ganado (que es en definitiva la fórmula familiar en medio mundo). Parece muy lejano y yanqui, ¿no? Pues vayan a comprar un billete de avión, a ver qué pasa.

Por ello, proponía a mis amigas que escarbaran en lo más hondo de su genealogía, y cambiasen su apellido por el segundo apellido de la antepasada materna más honda que lograsen encontrar, y que pidieran a su hija que lo adoptara como principal.

La forma de denominarse ha variado a lo largo de los siglos. De Ramiro vino Pero Ramírez (Pedro, hijo de Ramiro) de él Álvaro Pérez, de él Lope Álvarez… Un buen día Hernando Rodríguez fue importante, y se mantuvo el apellido mas allá de dos generaciones para marcar diferencias y ser “Hi de algos”.

Existen muchas fórmulas de apellidar, y ninguna es mejor o peor, son sólo herramientas para manejarnos. Lo que no tiene sentido establecer como norma la arbitrariedad, el alfabeto o el vuelo de una moneda. Básicamente porque significa ningunear la trayectoria vital de las generaciones, hacer al individuo más fútil, más solitario (y más manipulable, por tanto).

Es estúpido reclamar que las mujeres impongan su apellido cuando éste en definitiva retrotrae a su antepasado masculino paterno, y se perderá en la siguiente generación, en el caso de la hija. Por ello les decía que el primer apellido del hijo varón debería ser el primero de su padre y el primero de la hija, el primero de la madre (siendo éste, en la primera iteración, el recuperado de buscar el segundo apellido de la madre de la madre de la madre de… hasta donde se llegare) para igualar las cosas. Cambiar el orden de los dos apellidos en función del sexo, vaya. O en el extremo, reducirlo a un único apellido, según la norma descrita.

Es poca la ventaja de tener una estirpe, pero ese pequeño vínculo con todos aquellos que antes que nosotros fueron, y ubicarnos en el tiempo y el espacio, a veces es un pequeño apoyo que no sé porqué las mujeres descartan. La familia es más sólida, más grande, más real si reconocemos como parte de ella a los que nos precedieron, mejor dicho, si nos reconocemos como parte de ellos y de los que vendrán. Y defender una norma lógica de apellidado en la administración, en vez del capricho, que nos cercena de algo íntimamente nuestro, como son nuestros antepasados, y nos deja como algo efímero, caprichoso, solitario en el tiempo, es lo que, por mínimo respeto propio, deberíamos reclamar. Porque, en definitiva, luego siempre se podrá hacer lo que nos pase por las narices.

Ni que decir tiene que, paradójicamente, mis amigas, cuanto más talibanes del feminismo, más reclamaban como suya la estirpe del padre, en vez de la de su madre. Cosas de Elektra, supongo…
Román Lobera
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