Descripción de la asociación



La Asociación IMPULSO CIUDADANO se suma, como movimiento cívico, al servicio para la vigilancia de los derechos de los ciudadanos, la racionalización de las administraciones públicas y la regeneración de la vida política.

"La Cataluña virtual es omnipresente. La misión de Impulso Ciudadano debe consistir en hacer aflorar la Cataluña real".


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jueves, 30 de septiembre de 2010

MONTILLA Y EL LOBO INDEPENDENTISTA

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El Partido Socialista Obrero Español gobierna en España desde el año 2004 y lo ha hecho con apoyos parlamentarios, fundamentalmente, de los partidos nacionalistas. Por su parte, Pasqual Maragall llegó al gobierno de la Generalitat al frente de una coalición en la que tenía como compañeros de viaje a un partido que defiende el derecho a la autodeterminación (ICV-EUiA) y otro que aboga, abiertamente, por la independencia de Cataluña (ERC). Los integrantes de esta “moderada” coalición fueron los impulsores del Estatuto de Autonomía, artefacto legal de explosión diferida de corte confederal que fue aprobado por el Parlamento de Cataluña y retocado, poco después, por el PSOE con la alianza de CiU en las Cortes Generales. El tripartito se reeditó en el año 2006 cambiando a Maragall por Montilla. Los miembros del Tribunal Constitucional que han declarado parcialmente inconstitucional el Estatuto de Autonomía forman parte del denominado “bloque progresista”, es decir, fueron nombrados a propuestas del PSOE y de CiU.
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Si hemos de creer sus propias palabras, tanto el PSOE como el PSC impulsaron las reformas del Estatuto de Autonomía de Cataluña para consolidar el autogobierno de Cataluña y acabar con el problema del encaje de Cataluña en España. Les ha debido salir mal, si tenemos en cuenta las advertencias que ahora hacen en la precampaña de las elecciones autonómicas. Antes, era el PP el que advertía sobre el riesgo de que España se fragmentase, ahora, el discurso del miedo a la fractura lo han abrazado los socialistas y tanto Zapatero como Montilla se presentan como los únicos garantes para frenar el independentismo, del que Montilla ha llegado a decir que traerá la decadencia de Cataluña. Es desolador observar como los mismos que embarcaron a la sociedad catalana en el desafío estatutario, exhiben el espantajo independentista que han alentado, a la vez que se presentan como los únicos capaces de luchar contra él ofreciendo como solución la salvación del Estatuto de Autonomía. Los bomberos pirómanos se postulan como fiel de la balanza y ejemplo de mesura.
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Probablemente, en esta campaña Montilla no buscará la fotografía almorzando con Laporta, como hizo en la del 2006. La pulsión separadora no está bien vista entre el electorado socialista y por eso, no es de extrañar que el principal reclamo propagandístico, según su video de precampaña, sea el gol que marcó el albaceteño Iniesta con la selección española en el Mundial de Sudáfrica.
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Vaya, vaya... Éstos son los mismos socialistas que no pestañearon cuando el Vicepresidente de su Gobierno, Carod-Rovira, fijó en el 2014 la fecha para la independencia de Cataluña, los mismos a los que no ha temblado el pulso para subvencionar con dinero público a las asociaciones que enarbolan banderas “esteladas”, los mismos que han apoyado o permanecido pasivos en algunos ayuntamientos ante las consultas soberanistas o han desviado la mirada cuando sus compañeros de coalición, con cinismo racista, han promovido el apadrinamiento de “niños extremeños pobres” . Estos patriotas sobrevenidos son los que han consentido que no se cumpla la ley de banderas ni en los ayuntamientos ni en la Generalitat, a diferencia del Lehendakari, el también socialista Patxi López, que en sus instituciones exhibe con normalidad las banderas de España y del País Vasco. El nuevo Montilla recalca, ahora, a todo el que le quiera oír, que no es independentista, que nunca lo fue, y apela, sentimental, a su antigua condición de inmigrante andaluz a la vez que mantiene en su puesto al Delegado del Gobierno en la Cataluña Central, Jordi Fàbrega, exaltado apologeta independentista que se dedica a quemar en las plazas ejemplares del Decreto de Nueva Planta.
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Los socialistas han tenido y tienen todo el poder y ahora llaman a la comunidad a defenderse del lobo separatista, ese lobo que llevan alimentando durante muchos años. ¿A quién quieren asustar? ¿A quién temen, a los independentistas o al resultado de las elecciones?
José Domingo
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lunes, 20 de septiembre de 2010

ADIÓS, PRIMI… pero no del todo

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No tengo mucha idea de fútbol -más bien nula-, pero aún así soy capaz de deducir que lo que intenta hacer ese megalómano que responde al nombre de Joan Laporta, al querer crear una “liga ibérica” entre Portugal, España y Cataluña, no lo hace tanto por motivos deportivos, como por darle un rango de nación a Cataluña, por lo bajini y a la subrepticia.

Debe de tratarse de una especie de monomanía inducida, pero monomanía al fin, de fácil implantación en los cerebros mononeuronoles, en las molleras con orejeras, en las seseras de poco calado, incapaces de ver más allá del escaso campo de visión que sus propias brumas les permiten atravesar: les importa un carajo si con sus tontas manías de autocomplacencia, perjudican a uno o a mil; ellos quieren, como cualquier niñato que se precie, salirse con la suya a cualquier precio: “La pelota es mía”.

Son poca cosa, en realidad, y como tal tendríamos que tomarlos, si no fuese porque con su agrupación, la agrupación de los mentecatos en pos de la vacuidad, están llevando las cosas a un punto de difícil retorno. Y lo que es peor, al retorno de los españoles que vinieron de otras tierras, o a sus vástagos, a retornar a sus lugares de procedencia: “La pelota es mía”.

Ahora le ha tocado a una compañera de esta asociación, de Impulso Ciudadano, a Primi Muñoz, una mujer joven, activa y comprometida en la lucha para evitar que se vulneren derechos a una parte de ciudadanos en Cataluña; ciudadanos que deberían de serlo de pleno derecho, pero que, por causa de las políticas discriminatorias del tripartito, auspiciadas por un Gobierno -el central- descabezado y a la deriva, no son más que moneda de cambio para los intereses espurios de unos y otros.

No es el primer caso ni será el último; todos conocemos a muchos que han tenido que abandonar su proyecto personal o familiar, sencillamente porque hay quien, para sentirse algo, necesita estar agrediendo a sus semejantes: hoy es por medio de un nacionalismo excluyente y mañana puede ser por otra cosa. El caso es que quien no se siente bien dentro de su piel, tiene que pasársela jodiendo al prójimo.

A ver si alguna vez se enteran estos botarates de que la payasada flamígera no puede sustituir a la disquisición racional… pero mientras tanto, tendremos que despedir a Primi con nuestro más afectuoso abrazo.

La pelota es de todos.

PD: El alejamiento es sólo físico, puesto que seguirá trabajando vía internet con nosotros.
Juan Alonso
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miércoles, 15 de septiembre de 2010

JUZGAR SENTIMIENTOS

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"Ningún Tribunal puede, ni podrá, juzgar nuestros sentimientos ni negar nuestra voluntad."
No, no se trata de la declaración de una pareja de enamorados a los que un Tribunal les impide continuar su relación por la oposición de sus padres, ni que los Tribunales deportivos hayan prohibido el lema del RCD Espanyol “La força d’un sentiment”.
Estamos hablando de política, de la declaración que ha efectuado el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) con motivo de la celebración de la Diada del 2010.
La frase no es nueva, y ya la había pronunciado el Presidente Montilla en la declaración institucional de junio de este año con motivo de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de autonomía.
Hace bien el manifiesto en referirse a sentimientos, puesto que estos son las impresiones que causan a nivel espiritual determinadas situaciones. Los socialistas sienten que “Cataluña es una nación”, “que su lengua es el catalán” y que el “Estatuto fue aprobado por la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña”. Nada que objetar a que el PSC haga públicos sus sentimientos porque ya se sabe que en el terreno del corazón todo es posible y que las personas, al parecer ahora también las jurídicas, actúan y se comportan con amor, pasión u odio, a veces de una manera irracional. Ahora bien, para no confundir a los destinatarios del mensaje, estaría bien que el PSC aclarara en el manifiesto que esos sentimientos no tienen nada que ver con el ordenamiento jurídico ni con la realidad. Con las normas en la mano, a día de hoy Cataluña es una nacionalidad (artículo 1 del Estatuto de Autonomía), la sociedad catalana tiene dos lenguas mayoritarias y de ellas la más hablada es el castellano, y en el referéndum del 18 de junio de 2006 sólo votaron “Sí” a la pregunta: "¿Aprueba el proyecto de Estatuto de autonomía de Cataluña?", 1.899.879 personas de los 5.310.103 que conformaban el censo.
Puesto que el PSC se ha instalado en ese íntimo campo, esperemos que su frustración, al comparar sentimientos con realidades, no le conduzca al resentimiento.
José Domingo
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domingo, 5 de septiembre de 2010

CORDURA ANTE EL DESACATO

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En estos últimos meses estamos asistiendo a causa de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut por cuenta del Gobierno de la Generalidad catalana, de las formaciones que le apoyan y el beneplácito del gobierno de Zapatero, a una escalada, sin complejos y sin parangón, de desacato continuado. Ello nos lleva a los ciudadanos a reflexionar, desgraciadamente no a todos pero si que cada vez más a un mayor número, sobre las repercusiones de tamaño delito, la férrea apología del desacato judicial que mantienen y las consecuencias sociales que ello acarreará.

Declaraciones como las realizadas por Consejeros de la Generalidad, caso Sr. Huguet, son de una profunda importancia: “la única forma de no volver atrás y de que la convivencia no se rompa, es incumplir sistemáticamente cualquier sentencia del Tribunal Constitucional” Es obligado advertir que el comportamiento de esta casta política abre un periodo de conflicto jurídico y de inseguridad para los ciudadanos. ¿Desde cuándo en un Estado de derecho se puede consentir que hacer pública tamaña majadería no tenga consecuencia política alguna?

Si ha jurado o prometido acatar la Constitución. Si CataluÑa para acceder a la Autonomía aceptó la Constitución tendremos que recordar que el artículo 153 de la Constitución dice claramente, en su apartado a), que el control de la actividad de los órganos de las Comunidades Autónomas se ejercerá por el Tribunal Constitucional. Y digo yo que, si el actual o futuros gobiernos autonómicos, en este caso el de CataluÑa, no respetan ni aceptan el articulado, tampoco sería respetable ni aceptable su autonomía.

Estos políticos, más propios del camarote de los Hermanos Marx, han adquirido un compromiso público con TODA la sociedad desde el momento de su elección, para todos sin excepción y sin exclusión; ahora, de qué van. ¿Pretenden romper definitivamente la sociedad española empezando por la catalana? No vamos por buen camino. Han abierto el melón de la insumisión jurídica de consecuencias imprevisibles porque, siguiendo por este camino cuesta abajo, desbocado y sin freno, ¿quién obligará a unos padres a que su hijo siga escolarizado en un sistema escolar con un currículo que no garantiza el aprendizaje de la lengua de todos los españoles? ¿se dejará de pagar impuestos por que, a pesar de reclamar a la administración de turno que cualquier comunicación sea en español, hacen caso omiso a la petición del ciudadano?

España, país de pandereta más que serio, democrático y de derecho, no debería dejar impune ni las declaraciones de este elemento, ni las de todos aquellos que han ido en la misma línea de confrontación. El gobierno catalán, animado por la impunidad de sus declaraciones y hechos, mantiene continuamente una actitud de insumisión ante la Ley y el Estado. Cosa que no puede degenerar sino en más y mayores conflictos.

Ahora nos toca a los ciudadanos reclamar que este u otros Gobiernos Autonómicos y Centrales cumplan y obliguen al cumplimiento íntegro de la sentencia del Tribunal Constitucional. Seamos los sensatos en esta locura.



María Turruchel Alcantud
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miércoles, 1 de septiembre de 2010

SOBRE LA PROHIBICIÓN DE LOS TOROS

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Tendría que rebuscar entre antiguos recortes de diario (tarea muy dificultosa) para encontrar la referencia y reseña de un libro importante sobre la historia y la actividad de la tauromaquia en Cataluña.
El propio Maragall advirtió que negar la tradición taurina de Cataluña es desconocer la historia. A pesar de esto, que los activistas anti-taurinos no se han significado por sus conocimientos ni por su respeto ha sido una constante en este largo proceso.

Recuerdo haber oído por la radio, a una portavoz de este movimiento, que los toros los trajeron a Cataluña los inmigrantes andaluces. Aquellas palabras me hirieron y me indignaron.
Yo soy uno de esos inmigrantes andaluces, pero nunca me han gustado los toros, tampoco a nadie de mi familia o de mis amistades; es más, creo que, aunque la presencia de la relación festiva o ritual con los toros sea una realidad mediterránea antigua, muy antigua, el declive histórico en que ha ido cayendo la fiesta tradicional de la lidia, con muerte del toro (a veces incluso con la del torero) es positivo e imparable.
Debo añadir algunas reflexiones que me inspiraron las palabras de la "docta" activista: los andaluces vinimos a Cataluña, en cantidades realmente significativas, a partir de los 50-60; en esas fechas ya nos encontramos con DOS magníficas plazas de toros en activo y construidas muchos años antes. Pero no sólo había DOS plazas en activo; en Barcelona llegaron a funcionar simultáneamente TRES. Además de Las Arenas y de La Monumental, existía una tercera en la Barceloneta.
Poco pudimos aportar los andaluces a esa prolífica actividad taurina; ni estábamos, ni, cuando empezamos a llegar, nuestra economía de pobres inmigrantes podía sufragar espectáculos de ese coste y esa envergadura.
Para más "inri", conocí que la SEGUNDA plaza más antigua de España es la de Olot; creo que la primera es la de Zamora (o la de Toro, Zamora). Quizá, cuando se construyeron esos hitos de piedra con voluntad de durar, ni existía propiamente la Andalucía actual.
Me pregunto, como elucubración, que algo tendrá que ver con Olot (capital de La Garrotxa), que la vara que los jinetes manejan para conducir, tentar y separar este ganado, se llame garrocha.
Sobre la decisión de prohibir la lidia en Cataluña y sobre el procedimiento para alcanzarla se han publicado suficientes opiniones. Personalmente me hace constatar la hipocresía motivacional, la cobardía del procedimiento y el oportunismo político. Una cruzada añadida a las muchas que van desgastando el aprecio que me inspira la clase política, y muy particularmente, la propia de estas latitudes.
Al tiempo me reafirma en la idea de que la organización autonómica está necesitada de un replanteamiento de base. Se invierten más energías en crear problemas a la ciudadanía que en resolver problemas básicos comunes. Sobran políticos y faltan líderes. Tienen fija la atención en minucias mientras la realidad de la marcha del mundo ni la ven ni la quieren ver.
Creo que la permisividad de los correbous es un indicador de hipocresía, pero aún lo es más justificarlo por razones de maltrato animal; obviamente hay maltrato; pero cualquier veterinario sabe que la vida de un toro es un privilegio comparada con la de una vaca lechera, de una gallina ponedora, de una cerda de cría o de una oca para producir paté.
Ante un examen pormenorizado de la relación del hombre con los animales, nos horrorizaríamos de nosotros mismos; no sólo de la brutalidad en el mundo rural tradicional, sino, sobre todo, de las consecuencias de la frialdad en la producción industrializada, en las capturas sistemáticas y en la experimentación de laboratorio.
Añádase la ocupación y destrucción sistemática de los ámbitos del hábitat natural de las distintas especies, súmese la desnaturalizada relación del hombre con sus mascotas y entonces tendremos el campo de reflexión bastante completo para plantearnos la relación hombre-animal. Dilema que nunca abordaremos mediante la discusión de retazos, por llamativos y castizos que sean, porque en realidad, enfrentar con valentía el núcleo de esta cuestión implica un principio filosófico compartido y abordar nuestro modo de vida y nuestra economía desde las consecuencias de ese principio. Como no estamos dispuestos a ir al grano, nos quedamos con el folklore. Es decir caemos en el comportamiento de los hipócritas y de los satisfechos de haberse conocido.
Desde luego, la gesta de nuestros políticos no ha caminado por el sendero de los valores básicos. También aludía a la cobardía del procedimiento; me refería, en concreto, a la libertad de voto. ¡Qué magníficos y liberales somos!; asegurarse la jugada mediante pactos y compadreos para evitar marcar compromiso de partido y apuntarse el tanto de que a demócratas no nos gana nadie, todo en una sola jugada. ¡A quién quieren engañar!
Finalmente, oportunismo es darle pábulo a una iniciativa popular dirigida y sufragada con subvenciones, presumir de que la acción popular es posible y al mismo tiempo ahondar en la dicotomía Cataluña - España. Debería recordarse y compararse la acogida que se dio en el Parlament a las firmas presentadas solicitando enseñanza también en castellano; claro que, seguramente, aquellas firmas no eran “de los nuestros”.
En fin, ya se sabe, en la política de Cataluña nada es inocente.
Olegario Ortega, Agosto de 2010
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