Descripción de la asociación



La Asociación IMPULSO CIUDADANO se suma, como movimiento cívico, al servicio para la vigilancia de los derechos de los ciudadanos, la racionalización de las administraciones públicas y la regeneración de la vida política.

"La Cataluña virtual es omnipresente. La misión de Impulso Ciudadano debe consistir en hacer aflorar la Cataluña real".


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domingo, 18 de abril de 2010

EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

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Me despierto con la extraña sensación de que las cosas se mueven a mi alrededor… o de que soy yo quien, en un estado de ingravidez, giro sobre mis propios ejes: el vertical y el horizontal. Tanto da. El efecto es el mismo y sus consecuencias también, se mueva lo que se mueva. La boca seca, y el aliento: pura halitosis. (“Un gato bien puede mirar a su rey, lo he leído en alguna parte, pero no recuerdo dónde…”). La sensibilidad física, transmutada en pura rigidez gélida. Un pitido largo, eterno y agudo, con altibajos, zumbando en las meninges. Apenas puedo distinguir una forma, un borrón impúdicamente ampo, que se mueve como siguiendo su apéndice extendido… pero no: son dos… tres… cuatro… cientos… miles… ¡qué sé yo! Quisiera seguirles, pero no puedo; son demasiados y cada uno parece tener un sendero trazado que le obliga a pasar por debajo de un árbol -que son todos-, donde una loca y falsa sonrisa -que son todas-, saca sus garras -que son todas- y que les deje literalmente a tiras para beneficio de algunos, que no son todos. Todo esto me da la pista de quiénes pueden ser aquellas criaturas blancas; grises, en realidad. Todo esto sucede como ralentizado, como en cámara lenta -para entendernos- y acompasado con los correspondientes rascones matutinos en partes que mi pudicia me impide revelar ahora.

En todo este desbarajuste –qué más da- decido seguir a una de esas criaturas, ahora ya lo he comprendido: no me llevará a ningún lugar distinto al que me conduciría cualquiera de sus apresurados y lentificados clones: todo es así y al contrario: todo se puede celebrar, aunque no haya ocurrido: todo es atacable si de lejos puede oponerse a los reales deseos de una reina extravagante dedicada a confeccionar una especie de naipes de corazones sangrantes… Pero, ¡espera!... ¡¿Qué digo!?... no, no es cierto: lo que parecían corazones, en la proximidad se parecen más a… ¡Sí, son eso!: Son lenguas sangrantes que palpitan: ¡Son lenguas vivas arrancadas de cuajo; lenguas de todos los tamaños: unas para componer en las cartulinas los números del as al cinco y otras más pequeñas, cada vez más pequeñas, para ajustarse a los naipes de más alta numeración; de este método cabe excluir las llamadas “figuras”, que , como cabe esperar, usan corazones ajenos, que devoran sin parar, gracias a una deferencia transitoria de la eterna cambiante sonrisa quimérica hacia sus más fieles siervos: los encargados de plantar rosales, para solaz permanente de su soberana que los prefiere de color rojo, y si, por una de aquellas alguno sale blanco, ya se cuidarán muy mucho de pintarlos de rojo, de un color falazmente rojo, todo ello mientras mascullan la vieja letanía, aprendida de sus mayores, cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos: “ Si la Reina llega a descubrirnos, ¡vamos! ¡Que nos corta la cabeza a todos! Así que antes de que llegue a…”; y en esos puntos suspensivos se materializan las prebendas consiguientes.

Sigo mi camino aleatorio tal como lo inicié, sin que deje de dar todo vueltas a mi alrededor; sin entender porqué las cosas crecen o se empequeñecen de una manera que se muestra también aleatoria; ni porqué el Siete y el Cinco no dijeron nada y sólo miraron al Dos; ni porqué a cada calada un gusano se multiplica como si de una ameba se tratase; ni siquiera comprender el porqué esa inclinación a identificarse con cualquier protozoo, tenga que aparecer como natural en la evolución de los seres humanos (también conocidos como personas humanas); ni multitud de otros porqués, todos ellos con visos de autoría.

En el ínterin, la Tortuga Artificial de nombre universal, que no deja de ser una tortuga artificial, emula a Lucy: primero como Llúcia y luego devolviéndole su esplendor sajón: al fin, al César lo que le es propio. Tras esa experiencia, que decide positiva, cambia la “y” del Monopoly, dejándolo en Monopoli. Después, gracias a la energía que impropiamente recibe de quien es su falso propietario, decide imponer la velocidad al mundo giratorio en el que nos encontramos: las saetas del reloj ruedan a velocidad de vértigo, queda legislado que, “las personas que midan más de una milla de altura habrán de abandonar la Sala”, también que, “la parte contratante de la primera parte…” y que “silencio” y que… -la velocidad que era de vértigo, en estos momentos se haacelefado más y se ha vuelto de vertiguísimo- y… … …

… … …

Se está programando una consulta popular en Cataluña, pero, esta vez, se pretende que sea vinculante.

Lo dijo el Gato: “Eso sí que no lo puedes evitar, todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco; tú también lo estás… Has de estarlo a la fuerza, de lo contrario no habrías venido aquí”.

¿Tendrá razón el Gato?

PD: Esto sigue girando de tal manera, que no hay quien lo aguante.

Nota: Ah, el ser que nos pareció blanco y que era gris, y que seguía su apéndice, en realidad lo seguía porque en su extremo llevaba una zanahoria.

Juan Alonso

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