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La enésima presión sobre el Tribunal constitucional, referida al Estatuto de Cataluña, la ha realizado en TV3 la vicepresidenta De la Vega “el Estatut es constitucional y está funcionando”. Dejando al margen la inconveniencia de estas aseveraciones cuando parece que las deliberaciones de los magistrados están en su recta final, podemos preguntarnos: ¿Qué argumentación es esa que dice ‘el Estatuto funciona’? Algo más se debería esperar de los razonamientos de toda una vicepresidenta; que algo funcione no garantiza que sea del mejor modo posible, también el franquismo funcionaba, sin embargo dejaba mucho que desear, como mínimo desde el punto de vista democrático.
Otro tanto puede decirse sobre el Estatuto, está en vigor, sí, y funcionando, también, pero señora De la Vega, la merma de derechos sufridos por una parte de la población dejan al descubierto las vergüenzas del Estatuto de Miravet -aprobado sin el reclamo de la sociedad catalana y con una aceptación mucho menor que el de Sau, al que viene a sustituir- y las de todos aquellos que, pensando más en su posición particular que en la que dejan a una parte de los ciudadanos, dieron, primero alas y luego aprobación, a los desmanes del nacionalismo y del catalanismo de izquierdas, si es que este último eufemismo fuera posible.
Si entendible es que los comunitaristas actúen con el cerebro apagado y el corazón encendido, sorprende que la izquierda española haga realidad, al menos, la primera parte de esa certeza al fomentar de forma pasmosa el ‘increíble estado menguante’ con la vana esperanza de que las sempiternas reivindicaciones nacionalistas vean su fin. Vana esperanza, digo, a tenor de lo sucedido desde que ERC facilitó el primer tripartito, a saber, apertura del PSC al nacionalismo, coqueteo de CiU con el soberanismo, radicalización de ICV, consultas soberanistas apoyadas por municipios afines a los separatistas y aparición de partidos que promulgan la independencia unilateralmente.
Si entendible es que los partidos catalanes y toda la satélite maraña presionen mezquina e ilegalmente al Tribunal -habituados como están a esas lides- para que acepte este Estatuto sectario y discriminador, no se comprende que el Gobierno, a través de algunos ministros, y el PSOE con significativos dirigentes a la cabeza, marrullera y subrepticiamente hagan lo propio con ese denostado tribunal.
La frase de Cristóbal de Moura a Felipe II, “grande esperanza tengo que, teniendo las espadas a punto, no haya menester de meter mano a ninguna de ellas” no deja lugar a dudas de la presión y amenaza ejercida a los portugueses por las tropas del tercer Duque de Alba, y así ellos lo entendieron; tampoco las deja la sutil espada de la vicepresidenta: “el Estatut es constitucional y está funcionando”. ¿Será eso mismo lo que le dijo, en la tribuna, a Emilia Casas el día de la Hispanidad de 2007?
La frase de Cristóbal de Moura a Felipe II, “grande esperanza tengo que, teniendo las espadas a punto, no haya menester de meter mano a ninguna de ellas” no deja lugar a dudas de la presión y amenaza ejercida a los portugueses por las tropas del tercer Duque de Alba, y así ellos lo entendieron; tampoco las deja la sutil espada de la vicepresidenta: “el Estatut es constitucional y está funcionando”. ¿Será eso mismo lo que le dijo, en la tribuna, a Emilia Casas el día de la Hispanidad de 2007?
13/10/2009 Angel Sánchez Ponce
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